viernes, 3 de enero de 2014

Lunarïe IV

El agua me rodeaba, me amparaba... Sólo estábamos nosotras... El agua y yo, yo y el agua. El silencio era grande, profundo, inmenso... Lo llenaba todo, pero no daba miedo, la paz estaba implícita en él.
Una onda rozó mi piel, provocando el mismo efecto que se siente cuando alguien pasa nadando a tu lado, cruzando el agua. Abrí los ojos.
Azul.
Rayo de luz.
Azul.
Rayo de luz.
Azul.
Sirena.
Azul.
Rayo de...
Volví la cara rápidamente hacia donde había visto el intruso de mi perfecta sucesión.
Estaba tirada en el fondo marino, sobre la arena, los dispersos rayos de luz que cruzaban el líquido y llegaban hasta ella arrancaban tímidos destellos a su plateada cabellera. Estaba de espaldas a mí, no podía ver su rostro, tan sólo la marca ensangrentada de su espalda, no estaba segura, pero al verla, me recordó al trazo de una letra... Una letra de un nombre que debía recordar... Era importante.
Un grito de horror, de pena, de injusticia, cruzó el agua, llegando hasta mis oídos.. No... No...

Me desperté temblando, y no precisamente de frío, el miedo aún atenazaba mis entrañas. "Sólo es un sueño... Sólo un sueño..." me dije a mi misma, repitiéndolo como un mantra para tranquilizarme. Poco a poco, el pulso y la respiración bajaron, relajé la mandíbula que había mantenido en tensión de tanto apretarla por el miedo y suspiré. "Pero parecía tan real..." aún tenía aquel sonido infernal del sueño en mis oídos.
Miré por el gran ventanal de mi habitación y contemplé la luna de Lunarïe durante un rato, dejando que los hechos de la noche anterior llenaran mi memoria, encerrando aquel nefasto sueño en algún rincón de mi mente. Lo tenía decidido ya, tenía que huir de Atlantia, sus ideas y su voluntad no eran buenas, estaba segura de eso. No sabía lo que tramaría, pero precisamente recuperar su pueblo y "ser felices y comer alguitas" no era su propósito. Recordé a Miss Lunarïe y sus palabras, aún no confiaba mucho en la lunarïe, pero no parecía precisamente el mismo tipo de lunarïe que Titania o la Duquesa Geminia. 
Ella era... Diferente... Rebelde.
Me di cuenta que prefería ser una rebelde antes que un títere en manos de Atlantia y Titania.
Me levanté de la cama y salí de la habitación, con la cabeza bien alta, atenta a cualquier sonido que se escuchara en aquel palacio.

Crucé pasillos y salones, bajando escaleras y dejando atrás ventanales y puertas que parecían mirarme enfadados, llenos de rabia... Sí, señores, me escapo de esta absurda jaula de cristal. 
Llegué al salón principal sin ningún problema, parecía como si el castillo se hubiera quedado desierto, muerto. Justo cuando comencé a pensar que todo había sido muy fácil, escuché un frufú de ropas detrás mía y me giré rápida como el rayo, justo a tiempo para ver aparecer a Núctuna, que bajaba la gran escalera de caracol vestida con un largo vestido blanco que parecía un camisón de abuela y la cara embadurnada en algo marrón... "¿Esta gente necesita cosméticos?" pensé "¡Pero si no tienen ni una mísera espinilla!"
Núctuna se me quedó mirando sorprendida, parecía que no me esperaba, pero, una vez pasado la impresión inicial dijo, con una rídicula voz de recién levantada:
-¿Qué haces tu aquí eh? Deberías estar en tu cuarto, pero bueno, casi mejor que estés aquí, porque vas a ensuciarlo aún más con tu asquerosa presencia nemhirie...
Me quedé pasmada ante eso y la sangre comenzó a expandirse por mi cuerpo con fuerza, decidí atacar:
-¿Y tú? ¿No deberías estar en tu cuarto quitándote la plasta esa que te has echado en la cara? ¿O es que te estás poniendo guapa para ver a tu prometido duende?
Parecía que lo que más le dolía a las lunarïes es que las relacionaran con duendes, y Núctuna era la típica pija que aparenta mucho pero que no tiene nada. Vi en sus ojos arder el fuego de la indignación y su voz se endureció:
-Oh, cuidado estúpida nemhirie... Puede que seas importante para los planes de la imbécil de Titania pero créeme que no me va a importar darte unos cuantos sustos si me place...
Le sonreí desdeñosa:
-Mira cómo tiemblo Núctuna, en el fondo eres solo una súbdita de Titania, no te hagas la importante porque no se lo cree nadie.
Me agaché justo a tiempo de esquivar un rayo plateado que cruzó el espacio donde estaba mi cabeza antes. Había conseguido enfadar a Núctuna, y me estaba arrepintiendo, ahora no tenía a Atlantia para defenderme. 
Salí corriendo hacia la puerta de la inmensa entrada del castillo mientras los haces plateados volaban hacia mí, menos mal que la lunarïe tenía mala puntería:
-¡No te vayas ahora nemhirie! ¡Quédate y me sigues contando esas cositas! ¡Cuéntame cómo vivís en vuestro asqueroso mundo de ratas e insectos! ¿¡Tu madre era tan fea como tú!? ¡Lo siento por tu padre!- Núctuna chillaba detrás de mí, riéndose con su odiosa risa de rata.
Me paré en seco, faltándome metros escasos para llegar al límite del bosque y me volví, encarándome a Núctuna, la cual estaba aún en la entrada del castillo, con su camisón brillando, parecía un fantasma:
-No te atrevas a hablar de mi madre...- le dije amenazadoramente, Mireia comenzó también a agitarse en mi interior.
-¿Por qué? Es la verdad, los hijos se parecen a sus padres y como tú seas igual que ella, pobre de tu padre que tiene que aguantaros a las dos...- me sonrió con burla.
Di una patada en el suelo, con rabia, mis ojos se encendieron, un poder ancestral brotaba de mi alma, del alma de Mireia, ella sabía lo importante que era mi familia para mí, había estado conmigo desde mi nacimiento, sabía lo buena persona que era mi madre, lo que me quería. Mi madre era en parte también la madre de Mireia, como lo era su madre para mí, aunque nunca la hubiera conocido.
La tierra tembló, levanté mi brazo derecho y Núctuna salió disparada por los aires, montada encima de un torrente de agua gigante que subió hasta el cielo. La lunarïe chillaba, aterrada:
-¡Bájame de aquí! ¡Bájame!
Sonreía orgullosa por mi victoria, pero de repente me di cuenta de que aquella no era yo, nunca me había gustado intentar hacerle daño a nadie...  
Al momento, la rabia cesó en mi interior, mi alma se calmó, Mireia durmió... Caí de rodillas en tierra, bajando el brazo, haciendo caer a Núctuna sobre unos arbustos. Mi respiración estaba acelerada, mi corazón latía con fuerza, el torrente desapareció. 
Oí gritos en el interior del palacio de Nictis, no podía perder tiempo, tenía que huir.
Me levanté como pude y me adentré corriendo en el bosque. 
Las pixis chillaban a mi alrededor, me choqué con más de una que se quedaba refunfuñando detrás, las ramas de los árboles me arañaban el rostro, los arbustos las piernas... Corría con el corazón casi en la boca.
No sabía que había sido todo aquello, Núctuna me había provocado, liberando esos poderes que se supone que tengo gracias a esa acuarïe que vive en mi interior, pero... Tampoco quise hacer daño a la lunarïe, sólo asustarla un poco. Recordé el golpe al chocarse contra los arbustos y si...
No.
No.
Seguí corriendo, alejándome de Nictis, perdiéndome en las sombras del bosque, tenía miedo, mucho miedo. De Titania, de Atlantia, del sueño, de las sombras, de los sonidos, de esa Aqua que había provocado todo aquel caos... Tropecé con la raíz de un árbol y allí me quedé, tirada en el suelo, a punto de sumirme en la negrura. Lo último que recuerdo fue una voz:
-Sabía que vendría...

Continuará...

2 comentarios:

  1. OOooooohhhh ¡¿pero cómo se te ocurre dejarnos así, con la intriga?! Hada del agua...

    Como siempre, maravillosa entrada, con increíbles aventuras y oye, para nada se nota que Núctuna te cae mal (descarada ironía) jejejeje. Pero si Titania viera esto te la cargabas seguro eh, es solo un consejo de esta lunarïe que te aprecia-quiere (;

    Por cierto, mola que Miss Lunarïe sea "rebelde", según tú... Me cae bien ese personaje jejejej :P

    En fin; de nuevo una entrada de 10 y que sepas que aquí me tienes esperando una nueva entrada con más aventuras y misterio que solo una acuarïe como tú nos puede dejar. :D

    P. D.: Te deseo desde el palacio de Nictis (y desde el fondo de mi corazón -blah blah blah-) que lo estés pasando súper bien en estas fiestas y que los Reyes te traigan todo lo que hayas pedido y más. :D

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  2. P.D.2: ¡¡Feliz 2014 y ojalá que no te atragantases mucho con las uvas -si las tomas, claro-!!

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