lunes, 14 de julio de 2014

Lunarïe VI

-Soy parte de una especie de unión llamada "Bajo Alas", nos dedicamos a actuar en la sombra, intentando descubrir los misterios ocultos de Ialanthilïan y los altos cargos que lo controlan. Normalmente, nuestros esfuerzos están concentrados en Lunarïe, ya sabes que es el reino más misterioso y oculto. Ahora, parece haberse aliado con Acuarïe y tú eres la prueba de que algo se está cociendo. 
Me quedé callada, pensando sobre mi misión, yo también era parte de todo esto. Reflexioné sobre si sería correcto contársela a MissLu: "Esperemos un poco más Aqua, aún no sabemos si esconde algo... Pregunta sobre esa unión a la que pertenece..." Decidí hacer caso a Mireia, de todos modos, era lo más sensato.
-¿Quiénes componen "Bajo Alas"?
-Un grupo de cada Reino, son resistentes, reticientes aún a aceptar el nuevo puesto de Titania como Reina de Reinas.
-¿Quién es vuestro líder?
Miss Lunarïe sonrió:
-Exacto, vuestro líder. El único rey masculino, además de Oberón, el rey de Blackblows, que hay en la monarquía de Faerie; Sheren, soberano de Ithirïe.
Un sobresalto me recorrió, al venir a mi mente las imágenes del primer reino que visité cuando llegué a este mundo. El bosque, el baile, la música, unos ojos verdes, una sonrisa burlona...
-¿Aqua? ¿Estás bien?- la lunarïe chasqueó los dedos y yo salí de mis pensamientos.
-Sí, sí... Sólo estaba pensando en todo esto- una verdad a medias.- Ya no puedo confiar en Atlantia, tampoco en Titania. Quieren utilizarme y yo no lo pienso permitir.
-¿Te dijeron algo más? ¿Algo que tenías que hacer? 
-No, pienso que sólo quieren tenerme controlada, una nemhirie con estos poderes... 
MissLu me miró pensativa:
-Has sido la primera persona, después de Atlantia, en entrar en Acuarïe. ¿Cómo es aquello?
Le miré a los ojos, ¿por qué dudaba aún de ella? 
-Líquida- sonreí.- No, ahora en serio, es muy bonito. Atlantia me dijo que lo había reconstruido ella, hay edificios preciosos y, en mi opinión, si algún día aparecen más acuarïes, sería un reino agradable dónde vivir.
MissLu rió:
-Sólo para aquellos que sepan respirar bajo el agua.
"Y también para los que no sepan" pensé, dibujando una sonrisa. "Con una pequeña acuarïe en tu interior, todo es posible"
Sentí un aleteo en mi interior, me acordé del típico codazo amistoso que se dan entre amigos por alguna broma. "No lo niegues, Mireia" sonreí.

Minutos más tarde, MissLu y yo tomamos la decisión de descansar en Blackblows:
-Iremos allí y, luego, iremos a Ithirïe. "Bajo Ala" te necesita Aqua, únete a nosotros- dijo MissLu, solemne.
-De acuerdo- no necesité un segundo para pensarlo, sentía que mi lugar estaba entre la Resistencia, quizás allí podría encontrar las respuestas y pensar sobre mi misión. Estaba confusa y sabía que no me habían contado toda la verdad.
La chica pareció satisfecha y juntas cruzamos el bosque en silencio, atentas a cualquier sonido, hacia Blackblows. 

Cuando llegamos al límite de Blackblows, percibí con claridad el cambio en el ambiente, todo era diferente; el olor, de flores de la noche a pan horneado y más alimentos apetitosos, la temperatura, de la fresca brisa al templado calor de cuerpos en movimiento... Y, sobre todo, la actitud, en el bosque de Nictis todo era misterioso y había una cierta tensión, pero en Blackblows, la alegría y la tranquilidad, exceptuando algún robo ocasional, reinaban.
Sentí cómo MissLu parecía relajarse, como el soldado que abandona terreno hostil, y eso me provocó buenas sensaciones. Nos dirigimos cruzando las calles, yo aún llevaba el vestido azulado algo ajustado que me puse para dormir y los duendes me miraban con cara de sorpresa. Sus ropas eran más sencillas y cómodas, predominaban los colores oscuros, para confundirse en las sombras. Yo era como la oveja blanca entre las negras.
Entramos al fin en una casa cerca de la plaza principal, no me fijé demasiado en la decoración, pero parecía sencilla. Era una sola planta y había dos camas, además de una mesa y un armario. Miss Lunarïe se dirigió hasta este y sacó un pantalón negro que parecía de cuero y una camisa del mismo color:
-Ten, mañana te vestirás con eso. No queremos que empieces a destacar demasiado y corra la voz, Titania tiene espías hasta en las alas de las pixis.
-Gracias- murmuré.- Yo...
Iba a decir algo cuando en la puerta sonaron tres golpes seguidos, luego dos más y, finalmente, otros tres. Parecía un código para entrar, Miss Lunarïe cerró el armario y abrió la puerta. En la oscuridad, vi brillar dos puntos y escuché una voz femenina:
-¿Qué tal MissLu?
Una chica vestida de gris ceniza entró en la sala y, al verme, dijo, clavando sus ojos color granate en mí:
-Encantada, soy Tess.

Continuará...
 

lunes, 16 de junio de 2014

Lunarïe V

-Es una fugitiva Miss Lunarïe, esto no es lo que se dice "actuar en la sombra", precisamente- escuché una voz masculina entre la niebla de mi sueño profundo, grave, tal vez algo enfadada.
-Sé que es una fugitiva, pero tiene algo que intuyo que nos puede servir para averiguar qué traman está pasando- murmura la tintineante voz de la lunarïe.
-Quizás tengas razón pero aun así...
La nebulosa del sueño volvió a cerrarse en torno a mí, cayendo dormida otra vez.

********* 

Flotando en un mar de aguas claras, ahí estaba de nuevo... La sangre... La plata... No... 
-¿Piensas que soy estúpida verdad?- una voz que parecía estar en una burbuja sonó, impasible e irratada.
Los labios de la sirena se entreabieron, un murmullo casi inaudible brotó de ellos. Sus ojos se endurecieron, sus pupilas oscuras se agrandaron y comenzó a temblar, de rabia.
Aquella voz burbujeante explotó en un grito agudo y la sirena se encogió, pero sus manos se cerraron en puños. 
En mi interior... Mireia también cerró sus manos...

*******

-Despierta Aqua... Arriba...- la fría voz de Miss Lunarïe me sacó de mis agitados sueños y abrí los ojos, encontrándome con sus oscuros ojos, con sus pupilas de diamante. Sobre mi cabeza, la Luna afilada parecía contonearse entre las ramas de la cabaña en la que estaba yo tumbada.- Vamos, levanta.
Me incorporé con la ayuda de la lunarïe y la sed se apoderó de mí, devorando mi garganta. Una tos ronca y casi dolorosa salió de mi garganta. Miss Lunarïe me acercó una especie de cantimplora y yo bebí con ansia.
 "Tus poderes son de agua... Tu fuente de poder es el agua..." ¿Y ahora me lo dices, guapa? Mireia... Tan oportuna como siempre. Ella pareció encogerse de hombros y yo sonreí. De todos modos, era obvio:
-Gracias.
Le di la cantimplora a la chica y me incorporé. Cerré los ojos, intentando recuperar el equilibrio. MissLu me apoyó en ella hasta que se me pasó el mareo y, entonces, poco a poco, comenzamos a salir de la cabaña.
Fuera, la noche seguía clara y los duendes estaban sentados en círculo alrededor de dos mujeres duendes que bailaban al son de la música. Varios se giraron hacia nosotras, entre ellos Puck, que se apresuró a levantarse y encaminarse hacia nosotras con su sonrisa típica de niño travieso:
-Buenas noches mi encantadora dama- dijo, acompañado de una torpe reverencia que me sacó una sonrisa.    
-Pírate, Puck- dijo MissLu.
-¡Pero bueno! No creía que fueras tan rencorosa... Sabes que siempre me escaparé antes de que des el golpe de gracia querida hadita lunar...
Miss Lunarïe lo miró con odio, una mirada que haría temblar hasta a las rocas. Me ayudó a sentarme en el suelo donde parece que comencé a sentirme mejor y ella se sentó a mi lado, parecía que tenía que explicarme algo importante. 

Ella miró al duende, que seguía de pie junto a nosotras, esperando respuesta:
-Fuera.
-No.
-Puck, ya, fuera.
-Estamos fuera, ¿o crees que el bosque es tuyo?
-Estamos en la parte de Lunarïe, técnicamente es mío, sí.
-Querida MissLu, ¿tú? ¿Lunarïe? No sabía que de repente te habías vuelto patriota.
-Para lo que conviene, así que déjame a solas con Aqua.
-¿Y si no quiero? 
A Miss Lunarïe se le estaba acabando la paciencia, inspiró hondo con los ojos cerrados y se giró hacia Puck, pero curiosamente, sonreía, su voz se volvió peligrosamente dulce:
-Oh Puck... Podrías quedarte si quieres... Pero claro... No sé si a Aqua le apetece duende a la plancha... ¿Verdad Cielo sobre Agua?
Miré a MissLu, sorprendida, ella me guiñó el ojo y señaló con la cabeza a Puck. Yo comprendí y miré al duende, que me devolvió la mirada, asustado:
-Oh sí... De dónde yo vengo es muy típico el "duende a la marinera".- Clavé mis ojos en los suyos, pareciendo hambrienta.- Y la verdad, no he comido nada en tanto tiempo...
Comencé a incorporarme amenazante, el duende retrocedió un poco, la voz le temblaba:
-Pero... Encantadora dama... No será capaz...
Me relamí los labios, mientras miraba de arriba a abajo a Puck:
-Sí... Seré capaz...- mi voz sonó tan dulcemente peligrosa como MissLu. Salté muy cerca del duende y él salió corriendo despavorido, junto con sus demás compañeros que se habían ido hace un rato, con la música a otra parte.

La lunarïe me miró sonriendo y ambas nos reímos. Me volví a sentar y ella me miró, seria de nuevo:
-Ahora, dejémonos de misterios. ¿Quién eres tú de verdad?
Clavé mis ojos castaños grisáceos (¡sí! Se estaban volviendo de un gris plata, aún no entiendo por qué) en los suyos color azabache:
-No sé si aún puedo confiar en ti.
-Chica lista, es la primera lección que debes aprender si has conocido a Titania y a Atlantia- MissLu sonrió.
-Lo sé, por eso me fui. Atlantia me mintió. Titania es su cómplice.
-¿Cómplice? ¿De qué?
-Contártelo incluye mi identidad también.
Miss Lunarïe suspiró:
-Oye, te ayudé en el laberinto y te ofrecí la posibilidad de venir conmigo si estabas en peligro, como estás ahora. Sólo quiero echarte una mano, y esto no me ha pasado con nadie más. Tú tienes información que necesito, yo tengo la protección que necesitas.
-¿Para qué quieres la información? ¿Sabes algo de lo que está pasando?
La lunarïe sonrió, irónica:
-Intuyo, sé, descubro. Algo se está cociendo en Nictis, no es novedad. Siempre hay algo que escondido en Lunarïe, pero esta vez parece más grande.

Suspiré, está bien, igual podemos confiar en ella. Mireia parecía estar también interesada en la lunarïe y decidí confiarle el secreto. Conté toda mi historia pero omití el dato de la identidad de Mireia, prefería mantenerla en secreta aún. Miss Lunarïe sólo sabría de mis poderes por una casualidad, algo aleatorio, escogido por Atlantia.
La lunarïe suspiró:
-Así que una conspiración entre Acuarïe y Lunarïe. Muy peligroso... Aún así... Es raro que Atlantia dejara sus planes precisamente en tus manos y no en las de otras...- ella me miró entrecerrando los ojos, como si quisiera escrutar en mis secretos. Era lista.


-¿Me estás llamando poca cosa, lunarïe?- le dije, alzando una ceja.
Ella dibujó media sonrisa en sus labios:
-Para nada... Está bien, ahora me toca a mí....

Continuará...


viernes, 3 de enero de 2014

Lunarïe IV

El agua me rodeaba, me amparaba... Sólo estábamos nosotras... El agua y yo, yo y el agua. El silencio era grande, profundo, inmenso... Lo llenaba todo, pero no daba miedo, la paz estaba implícita en él.
Una onda rozó mi piel, provocando el mismo efecto que se siente cuando alguien pasa nadando a tu lado, cruzando el agua. Abrí los ojos.
Azul.
Rayo de luz.
Azul.
Rayo de luz.
Azul.
Sirena.
Azul.
Rayo de...
Volví la cara rápidamente hacia donde había visto el intruso de mi perfecta sucesión.
Estaba tirada en el fondo marino, sobre la arena, los dispersos rayos de luz que cruzaban el líquido y llegaban hasta ella arrancaban tímidos destellos a su plateada cabellera. Estaba de espaldas a mí, no podía ver su rostro, tan sólo la marca ensangrentada de su espalda, no estaba segura, pero al verla, me recordó al trazo de una letra... Una letra de un nombre que debía recordar... Era importante.
Un grito de horror, de pena, de injusticia, cruzó el agua, llegando hasta mis oídos.. No... No...

Me desperté temblando, y no precisamente de frío, el miedo aún atenazaba mis entrañas. "Sólo es un sueño... Sólo un sueño..." me dije a mi misma, repitiéndolo como un mantra para tranquilizarme. Poco a poco, el pulso y la respiración bajaron, relajé la mandíbula que había mantenido en tensión de tanto apretarla por el miedo y suspiré. "Pero parecía tan real..." aún tenía aquel sonido infernal del sueño en mis oídos.
Miré por el gran ventanal de mi habitación y contemplé la luna de Lunarïe durante un rato, dejando que los hechos de la noche anterior llenaran mi memoria, encerrando aquel nefasto sueño en algún rincón de mi mente. Lo tenía decidido ya, tenía que huir de Atlantia, sus ideas y su voluntad no eran buenas, estaba segura de eso. No sabía lo que tramaría, pero precisamente recuperar su pueblo y "ser felices y comer alguitas" no era su propósito. Recordé a Miss Lunarïe y sus palabras, aún no confiaba mucho en la lunarïe, pero no parecía precisamente el mismo tipo de lunarïe que Titania o la Duquesa Geminia. 
Ella era... Diferente... Rebelde.
Me di cuenta que prefería ser una rebelde antes que un títere en manos de Atlantia y Titania.
Me levanté de la cama y salí de la habitación, con la cabeza bien alta, atenta a cualquier sonido que se escuchara en aquel palacio.

Crucé pasillos y salones, bajando escaleras y dejando atrás ventanales y puertas que parecían mirarme enfadados, llenos de rabia... Sí, señores, me escapo de esta absurda jaula de cristal. 
Llegué al salón principal sin ningún problema, parecía como si el castillo se hubiera quedado desierto, muerto. Justo cuando comencé a pensar que todo había sido muy fácil, escuché un frufú de ropas detrás mía y me giré rápida como el rayo, justo a tiempo para ver aparecer a Núctuna, que bajaba la gran escalera de caracol vestida con un largo vestido blanco que parecía un camisón de abuela y la cara embadurnada en algo marrón... "¿Esta gente necesita cosméticos?" pensé "¡Pero si no tienen ni una mísera espinilla!"
Núctuna se me quedó mirando sorprendida, parecía que no me esperaba, pero, una vez pasado la impresión inicial dijo, con una rídicula voz de recién levantada:
-¿Qué haces tu aquí eh? Deberías estar en tu cuarto, pero bueno, casi mejor que estés aquí, porque vas a ensuciarlo aún más con tu asquerosa presencia nemhirie...
Me quedé pasmada ante eso y la sangre comenzó a expandirse por mi cuerpo con fuerza, decidí atacar:
-¿Y tú? ¿No deberías estar en tu cuarto quitándote la plasta esa que te has echado en la cara? ¿O es que te estás poniendo guapa para ver a tu prometido duende?
Parecía que lo que más le dolía a las lunarïes es que las relacionaran con duendes, y Núctuna era la típica pija que aparenta mucho pero que no tiene nada. Vi en sus ojos arder el fuego de la indignación y su voz se endureció:
-Oh, cuidado estúpida nemhirie... Puede que seas importante para los planes de la imbécil de Titania pero créeme que no me va a importar darte unos cuantos sustos si me place...
Le sonreí desdeñosa:
-Mira cómo tiemblo Núctuna, en el fondo eres solo una súbdita de Titania, no te hagas la importante porque no se lo cree nadie.
Me agaché justo a tiempo de esquivar un rayo plateado que cruzó el espacio donde estaba mi cabeza antes. Había conseguido enfadar a Núctuna, y me estaba arrepintiendo, ahora no tenía a Atlantia para defenderme. 
Salí corriendo hacia la puerta de la inmensa entrada del castillo mientras los haces plateados volaban hacia mí, menos mal que la lunarïe tenía mala puntería:
-¡No te vayas ahora nemhirie! ¡Quédate y me sigues contando esas cositas! ¡Cuéntame cómo vivís en vuestro asqueroso mundo de ratas e insectos! ¿¡Tu madre era tan fea como tú!? ¡Lo siento por tu padre!- Núctuna chillaba detrás de mí, riéndose con su odiosa risa de rata.
Me paré en seco, faltándome metros escasos para llegar al límite del bosque y me volví, encarándome a Núctuna, la cual estaba aún en la entrada del castillo, con su camisón brillando, parecía un fantasma:
-No te atrevas a hablar de mi madre...- le dije amenazadoramente, Mireia comenzó también a agitarse en mi interior.
-¿Por qué? Es la verdad, los hijos se parecen a sus padres y como tú seas igual que ella, pobre de tu padre que tiene que aguantaros a las dos...- me sonrió con burla.
Di una patada en el suelo, con rabia, mis ojos se encendieron, un poder ancestral brotaba de mi alma, del alma de Mireia, ella sabía lo importante que era mi familia para mí, había estado conmigo desde mi nacimiento, sabía lo buena persona que era mi madre, lo que me quería. Mi madre era en parte también la madre de Mireia, como lo era su madre para mí, aunque nunca la hubiera conocido.
La tierra tembló, levanté mi brazo derecho y Núctuna salió disparada por los aires, montada encima de un torrente de agua gigante que subió hasta el cielo. La lunarïe chillaba, aterrada:
-¡Bájame de aquí! ¡Bájame!
Sonreía orgullosa por mi victoria, pero de repente me di cuenta de que aquella no era yo, nunca me había gustado intentar hacerle daño a nadie...  
Al momento, la rabia cesó en mi interior, mi alma se calmó, Mireia durmió... Caí de rodillas en tierra, bajando el brazo, haciendo caer a Núctuna sobre unos arbustos. Mi respiración estaba acelerada, mi corazón latía con fuerza, el torrente desapareció. 
Oí gritos en el interior del palacio de Nictis, no podía perder tiempo, tenía que huir.
Me levanté como pude y me adentré corriendo en el bosque. 
Las pixis chillaban a mi alrededor, me choqué con más de una que se quedaba refunfuñando detrás, las ramas de los árboles me arañaban el rostro, los arbustos las piernas... Corría con el corazón casi en la boca.
No sabía que había sido todo aquello, Núctuna me había provocado, liberando esos poderes que se supone que tengo gracias a esa acuarïe que vive en mi interior, pero... Tampoco quise hacer daño a la lunarïe, sólo asustarla un poco. Recordé el golpe al chocarse contra los arbustos y si...
No.
No.
Seguí corriendo, alejándome de Nictis, perdiéndome en las sombras del bosque, tenía miedo, mucho miedo. De Titania, de Atlantia, del sueño, de las sombras, de los sonidos, de esa Aqua que había provocado todo aquel caos... Tropecé con la raíz de un árbol y allí me quedé, tirada en el suelo, a punto de sumirme en la negrura. Lo último que recuerdo fue una voz:
-Sabía que vendría...

Continuará...